¿Quién da la vuelta a la tortilla?
Hombres, mujeres, género y roles en las colecciones de tres museos provinciales.
El Museo de León acoge, del 4 al 27 de mayo, esta exposición temporal, que relee, con una perspectiva de género, los discursos de los msueos históricos y sus obras acerca del papel de la mujer. La exposición se desarrolla en el marco de un proyecto basado en dos ejes principales:
unos talleres teórico-prácticos que cuestionan los discursos legitimados en las colecciones de arte clásico y una reinterpretación de 9 obras seleccionadas en estos talleres por 9 artistas contemporáneos desde una perspectiva de género.
Los artistas han participado en un proceso de reflexión junto al Colectivo Medusa Mediación y los participantes de los cursos en sus localidades, para finalmente crear una obra con una visión crítica y personal. El resultado es una exposición tan diversa y heterogénea como los discursos que coexisten en la actualidad acerca del género.
Amancio González reinterpreta el mosaico romano de Hilas y las Ninfas, en su obra presenta a la mujer como un ser manipulador cuya arma de poder es la seducción que alienta las pasiones alejando al hombre de la razón. Esta visión se contempla en la teoría de la represión de Freud donde todos los traumas provienen de los deseos reprimidos y las relaciones que se establecen entre hombres y mujeres es una lucha de poder.
La obra de Chelete Monereo teje un mapa sobre los protagonistas de la obra que nos muestra la complejidad de las relaciones y todos los elementos, que componen, afectan, interfieren en estas, esto plantea una cuestión, ¿Cuánto hay de natural y cuánto de construido en las emociones? ¿Cómo podemos trabajar la gestión de las mismas?
Esther Santás evidencia en un lenguaje contemporáneo una parte de la historia que no aparece en la tabla original, aquella en que santa Catalina convence a los sabios alejandrinos de su dogma, costándole múltiples torturas y morir decapitada. ¿Desde cuando se percibe la inteligencia femenina como una amenaza Un relato dejando entrever la visión patriarcal de la inteligencia femenina como una amenaza a erradicar a la mínima muestra.
La obra de Nadir nos habla sobre el camino hacia la igualdad de derechos y la emancipación de la mujer evidenciando los lastres que acarreamos debido a la tradición judeo-cristiana. En su lienzo encontramos la representación de una maternidad forzosa y un pensamiento patriarcal y represivo. Entre otros numerosos símbolos y alusiones, presenta un mundo veloz en sus avances pero lento aún en su transformación del pensamiento.
Paula Cabaleiro trabaja con el “envoltorio”: el espacio, las vestiduras como capa última donde se manifiesta la identidad frente al otro. Una transformación superficial que afecta profundamente al individuo. A su vez traslada emociones de soledad, agotamiento y frustración de una mujer de clase obrera a una mujer de clase alta, con ello nos sugiere que las exigencias sociales pueden ser cárceles que van más allá de la posición social. Es en los feminismos de la primera oleada donde se establece esta identificación entre mujeres de distinta clase y se unen para luchar por la igualdad de sus derechos.
Estas ideas de condicionamiento de género y clase social determinadas, se encuentra también en la obra de Noa Persán. En su reinterpretación del retrato de Dña. Mª de Paz y Taboada de Enrique Navarro, la mujer decide liberarse de todo aquello que coarta su libertad: los prejuicios, la falsa moral, los cánones de belleza heredados de generación en generación y cuyas lógicas se continúan repitiendo en la actualidad.
Ana Martínez parte de las cargas que llevan las mujeres del cuadro Un día Más, de Inocencio Medina Vera, y revisa los discursos sobre el género desde una perspectiva autobiográfica. Una mujer portadora de una arquitectura construida a lo largo de la Historia, las dicotomías blanco-negro, hombre - mujer, cuerpo - mente, rosa-azul, el dogma científico: “capacidad reproductiva”, “patologías sexuales”, “condicionamiento genético”. Cargas mutadas y mutables, espacios para la identidad, construidos o ganados a la historia. tras conseguir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres se contemplan otras necesidades y poco a poco la arquitectura acoge lo imprevisible, lo diverso. Esta mujer a su vez camina por la vida apoyándose en lo que le enseñaron las mujeres del pasado, tratar de comprender es lo que permite avanzar.
Iago Eireos traslada al momento actual la obra La Escuela de Doloriñas de Julia Mingillón. En la primera se muestra un aprendizaje compartido entre niños y niñas de distintas edades. En la obra de Iago se cuestionan las controversias sobre el género asignado. Ofrece un lugar a lo ambiguo frente a los determinismos, crea un espacio que modela las actitudes, muestra las dificultades que entraña superar los juicios, el aislamiento, y una construcción de la identidad que desemboca en el desarrollo personal. Una visión transgénero y un posicionamiento crítico sobre la responsabilidad del sistema educativo en la construcción de las sociedades.
En la reinterpretación de la Odalisca de Gaya por Sergio Sotomayor se deshace de la piel de la sexualidad. Nos plantea estas divisiones como un especialización de la evolución de las especies en continuo cambio y que más allá de hombres o mujeres somos unidades compuestas por otras cientos de miles conformando nuevos conjuntos que se amplifican hasta el infinito. Una cosmovisión que sostiene una idea de la vida como un agregado continuo.
Proyecto en red del Colectivo Medusa Mediación en colaboración con el Museo de León, el Museo de Bellas Artes de Murcia MuBAM y la Red Provincial de Museos de Lugo subvencionado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Puede participarse en este proyectyo a través del grupo de Facebook "¿Quién bate la tortilla?"
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